miércoles, 21 de octubre de 2015

Salida dominguera pasada por agua

El pasado domingo quedamos para hacer la que siempre denominamos como "la última salida del año". Que al final seguro que no es la última, pero bueno...

Pues bien, de Vilanova salieron Calixto y Lorenzo con sus Montesa Impala y Montesa Kenya. Con ellos apareció también el amigo Xurxo, que siempre acude a nuestra llamada, con una Guzzi 650 Café Racer de 1981. Si, ya lo se, no es una moto de las que nosotros consideramos "de las nuestras", pero para una salida que hacemos de vez en cuando no le vamos a prohibir que venga jeje. Que conste que la moto le quedó muy bien y a mi personalmente me encantan las Café Racer. Pero de eso hablaremos otro día.

Siguiendo con el tema de la salida... De Sanxenxo salimos el amigo Julio con su Tatrán (otro  que siempre acude también a nuestra llamada) y yo (Moncho) con mi humilde Bultaco Saturno 200 cc.

Nos encontramos en la cambadesa Plaza de Fefiñáns en la que, casualidades de la vida, un turista italiano se interesó por la Guzzi de Xurxo, con el que mantuvo una breve conversación acerca de la moto. Seguro que el susodicho turista venía atraído por la influencia de la arquitectura renacentista italiana que posee el Pazo de Fefiñáns, que se hace patente sobre todo en la composición de sus fachadas. Que cosas!! Un gallego atraído por las motos italianas y un italiano por la arquitectura gallega. En fin, que siempre me desvío del tema jeje.




El día estaba gris y amenazaba lluvia, pero aun así arrancamos nuestra joyas por la carretera de Vilariño. Pasamos por Ribadumia, subimos por Besomaño y de ahí al cruce de A Goulla. Tomamos la carretera de Romai con idea llegar a la carretera Santiago-Pontevedra y coger hacia Verducido, pero lo que era una amenaza se convirtió en un echo: empezaba a llover. Decidimos cambiar el sur por el norte, ya que parecía que el cielo mostraba otro cariz, pero nada más lejos de la realidad. La lluvia cada vez se hacía más intensa. Pasamos Porráns, pasamos Caldas de Reis y cuando estábamos llegando a Carracedo decidimos parar, entre otras cosas, para no pillar una mojadura. Y más casualidades de la vida, hicieron que el bar en donde paramos fuera un lugar de culto al motociclismo: el bar del Hotel Cano Alto, del colega Brus. En este local, comparten espacio, mesas y sillas con una vitrina con una colección de cascos en miniatura, una estantería con un montón de cascos, imagino que cada uno con su propia historia, una Yamaha RD 350, una Ducati clásica que corrió en La Bañeza, fotografías con cracks de la moto como Lopez Mella, recortes de periódicos y revistas y un espectacular grifo de cerveza echo con el motor bicilíndrico de una Guzzi. Todo eso con la atención del amigo Brus, hicieron que pasásemos un rato  super agradable, en un día que parecía estropearse por la lluvia.





Salimos de vuelta a casa, ataviados con ropas para la lluvia (el que se acordó de meterla en la mochila) y nos emplazamos a quedar otro día que el sol nos asegure una buena y larga ruta.

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